La presente ponencia busca compartir algunas reflexiones surgidas en torno a la experiencia de intervención del trabajador social en los ámbitos educativos de La Rioja, los cuales, como los del resto del país y del mundo, han estado especialmente signados en estos últimos tiempos por la pandemia de COVID-19, que implicó el cierre abrupto de las escuelas y la aparición de la virtualidad como medio para sostener la continuidad pedagógica. Así, se ponen a consideración algunos aportes teóricos que ayudan a pensar y repensar las intervenciones en lo social que se pudieron tejer en este contexto particular. El mismo trajo aparejado enormes desafíos que interpelaron a toda la comunidad educativa, y exigieron al trabajador social un claro posicionamiento ético-político que busque garantizar la educación como un derecho, acompañando las trayectorias escolares que se diversificaron a partir de las múltiples realidades que atravesaron y atraviesan los estudiantes. También, la mirada de nuestra profesión en los ámbitos educativos aportó a la reflexión sobre la complejidad y multidimensionalidad de la emergencia sanitaria, atendiendo a sus manifestaciones de manera integral. La pandemia dejó profundas huellas en la subjetividad de docentes, estudiantes, directivos, y todo el personal escolar, las cuales no pueden ser obviadas en la intervención. La escuela, en tanto espacio físico, permaneció cerrada, pero el trabajador social aportó a entender que la escuela es también un espacio simbólico que brinda múltiples oportunidades para quienes forman parte de ella. Básicamente, se juega la gran posibilidad de hacernos preguntas fértiles sobre la realidad que atravesamos, y de pensar juntos, trabajadores sociales, docentes, estudiantes, familias, personal de acompañamiento, los posibles caminos que nos permitan salir de un estado de perplejidad propio de la emergencia sanitaria para habilitar nuevas formas de habitar la escuela en los tiempos presentes y los que se vienen.