Durante varios milenios, los pueblos indígenas zoque y mixe del Sur de México y la zona istmeña han sido portadores de una cultura y lengua propias, y se pueden distinguir entre sí, así como de los otros grupos étnicos que han habitado en su entorno. Son grupos que han insistido en la preservación de las fronteras construidas a lo largo de su historia, que delimitan territorio, lengua, religión y los contenidos simbólicos de la cultura propia, diferenciándola y contrastándola con la de los pueblos circundantes. A diferencia de otros pueblos que se han aislado física y culturalmente, los mixes, en Oaxaca, han sostenido un permanente intercambio económico, cultural y político, manteniendo la identidad característica de la unidad ayuuk. El pueblo mixe ha persistido en un proyecto propio, en una dirección propia de su desarrollo y en una política con rasgos específicos; ha aceptado ciertas líneas de la modernidad nacional, pero dentro de éstas ha formulado los proyectos que definen sus perspectivas para el futuro. Sin embargo, el nuevo sistema económico, con su contraparte ideológica, está cambiando el escenario de las relaciones sociales de los pueblos indígenas con la sociedad y el Estado. Las grandes políticas nacionales, con sus proyectos específicos dirigidos hacia la agricultura, la ganadería, la pesca o la explotación de los bosques, se ha aplicado a partir de una visión macroeconómica, sin incluir a los actores sociales de las regiones que viven en modelos microeconómicos: esto se expresa dramáticamente en los procesos de los pueblos mixes, a quienes los conflictos generados por la modernización global, han desestabilizado su vida tradicional y han erosionado sus instituciones. Con el propósito de analizar y redefinir las características de la identidad étnica de los mixes a partir del análisis de los elementos que conforman su cultura: lengua, etnohistoria, espacio territorial total y espacio comunal, etnoconocimientos y tecnologías tradicionales, economía y producción, este libro se suma al esfuerzo de quienes buscan evitar que la confrontación entre los distintos proyectos de desarrollo tenga una salida violenta y que, por el contrario, se establezcan nuevas formas de convivencia que incluyan las diferencias indias, hasta ahora excluídas de la vida nacional. La construcción de la civilización de México lleva varios milenios, y corre el riesgo de caer en el caos si no se encuentran las formas de responder a las demandas de los pueblos originarios.