La pandemia de COVID-19 puso aún más en evidencia una situación que ya era vislumbrada por los sagaces ojos profesionales, al punto que la Organización Mundial de la Salud acuñó un vocablo para exponer el contexto: infodemia. A esta, se suma la posverdad y la posnormalidad, conceptos que se conjugan creando una explosiva fórmula que impacta en el inconsciente colectivo y genera desinformación, mala información y noticias falsas. Al aumento del individualismo y el aislamiento parece fortalecer concepciones que se alejan de la solidaridad. Y los medios de comunicación juegan su rol. Este trabajo intenta analizar el concepto de infodemia en la pandemia y sus efectos en la comunicación y el inconsciente colectivo. Se utilizó una estrategia teórico-metodológica flexible combinando estudios sobre las noticias difundidas en medios de comunicación y redes sociales, y la teoría de la comunicación y la filosofía. La proliferación de sitios web de apariencia noticiosa, los portales de creación de noticias falsas, cuentas apócrifas de canales informativos, y redes sociales, han potenciado la circulación de la infodemia. A la saturación de (des)información estamos todos expuestos, la ciudadanía y los profesionales de la comunicación. En 1996 se acuñó el Síndrome de fatiga de la información, en aquel entonces los trabajadores de la información eran los padecientes, hoy toda la sociedad está inmersa en este cansancio de la información, siendo el principal síntoma la parálisis de la capacidad analítica -la capacidad analítica constituye el pensamiento-. Sin capacidad analítica se acepta cualquier noticia -o cualquiera que esté en sintonía con aquello que queremos creer-. Ya no importan los hechos ni la verdad, entonces, sino lo que se cree. Y el problema parece ser que queremos creer en esas no verdades. Lo observable de la mentira no debería ser su contenido, sino el fin que persigue quien/es lanza/n la mentira.