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El giro lingüístico y el giro corporal en la psicología del desarrrollo
Español, Silvia.
VIII Congresso Brasileiro de Psicología do Desenvolvimiento. Associação Brasileira de Psicologia do Desenvolvimento, Brasilia, 2011.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/pH0V/0Qt
Resumen
Suele reconocerse que, durante el siglo XX, las ciencias humanas sufrieron el llamado giro lingüístico que condujo a que el lenguaje, antes visto como mera herramienta estática de expresión del pensamiento, pasara a estar implicado en casi todas las cuestiones humanas: en la construcción de la realidad y de la subjetividad, en nuestros criterios de verdad y en nuestras relaciones interpersonales. El giro lingüístico, que se especificó a su vez como giro pragmático y hermenéutico, enfatizó la intersubjetividad y descubrió, entre otras cosas, el vínculo entre lenguaje y acción. En el estudio de la infancia temprana condujo a que se pusiera especial énfasis en el estudio de “todo lo que hay de lenguaje antes del lenguaje”. Así se vio que: (a) muchas funciones lingüísticas podían ser realizadas de manera preverbal por el niño -como, por ejemplo, que podía referir algo que estaba “allá afuera” a un otro, mediante un acto de referencia motora, como el gesto de señalar; y que a través del juego, específicamente mediante las acciones deformadas del juego de ficción, podía evocar objetos ausentes-; y (b) que incluso antes de que el niño preverbal pueda señalar o evocar objetos ausentes, el lenguaje mediaba la interacción adulto-bebé, por un lado, imponiendo modos de organización temporal propios del habla -como la alternancia de turnos de las tempranas “protoconversaciones”- pero, por otro, modificándose, acercándose al mundo del bebé, para resultarle comprensible, en algún nivel -como lo muestran los estudios de Habla Dirigida al Bebé-. Aunque el giro lingüístico produjo cambios conceptuales extraordinarios como los arriba descritos, a él le siguieron nuevas transformaciones del pensamiento que algunos identifican como el giro corporal. El giro corporal supone abandonar la idea de que no hay pensamiento por fuera de un sistema de símbolos de alguna clase (matemático, lingüístico, lógico) que tenga la capacidad de mediar la referencia a alguna otra cosa. Supone también cambiar la visión de nuestro cuerpo como un aspecto necesario pero en última instancia descontable de la cognición, de la inteligencia e incluso de la afectividad y lo transforma en un cuerpo resonante dispuesto a experiencias dinámicas. Pero, a diferencia del giro lingüístico que produjo reorganizaciones conceptuales firmes y asentadas, el giro corporal está produciendo ahora sus cambios. Algunas de estas nuevas reorganizaciones abordan tópicos atravesados por el giro lingüístico, como la distinción sí mismo otro, la capacidad de imitación, la actuación adulta frente a los bebés y el juego, entre otras. En esta exposición se abordan las dos últimas.